miércoles, 6 de abril de 2011

Justin Bieber Concierto en Madrid



Gracias a Rolling Stone podemos saber como fue el concierto minuto a minuto.

19.39. Faltan 20 minutos para que arranque el espectáculo de Bieber. No se han vendido todas las entradas (casi lleno). Pero desde la grada de prensa e invitados ya se puede ver cómo el personal sanitario del Palacio de Deportes saca en brazos del recinto a las primeras chicas mareadas. La audiencia: féminas preadolescentes mayormente (entre 9 y 12 años) acicaladas para la ocasión. Ah, y la bendita paciencia de algunos padres, de los que escapan los primeros bostezos.
19.47. Sale Bluey Robinson, el telonero. Los gritos del público son absolutamente ensordecedores. Entonan sus temas de pop con ínfulas souleras. Cuando salga Justin, la contaminación acústica alcanzará hitos históricos en la ciudad. Fijo.
19.53. Bluey pregunta al aforo si tienen cuenta en Twitter y se proyecta una diapositiva gigante con su nombre de usuario en la red social. Quiere ganar seguidores. El pop de masas del siglo XXI no se halla sin su arroba. Así es el márketing, amigos. 
19.58. Continúan desalojando a jovencitas. A algunas se las llevan desmayadas. Otras se marchan por su propio pie ante la tenebrosa perspectiva de acabar aplastadas contra la valla de metal que las mantiene alejadas del escenario. Sale al escenario unas relaciones públicas y dice: "Por petición del artista, os rogaría que no empujaseis contra las vallas para que nadie salga dañado. Es una petición de Justin Bieber". El canadiense está a punto de salir.
20.06. La tensión se corta con un cuchillo. No tanto por el espectáculo musical que está a punto de acontecer, sino por cómo actuarán las fans ante la presencia de Bieber. De momento, se entretienen haciendo la ola, que, dicho sea de paso, les sale perfecta.
20.23. Todas las cámaras de fotos (miles de cámaras) apuntan ya al escenario. Faltan dos minutos y medio para el justin-momento. Así lo afirma un reloj gigante.
20.29. Las crías no pueden ser más felices: cantan, bailan,saltan y, sobre todo, ríen a carcajadas. Justin comienza el concierto con Love me. Aparenta 13 años en lugar de 17. Se mueve bien, pero sin obscenidades. Todo dulzura infantil. ¿Talento? Se huele poco. Esto no es música, sino otra cosa... bastante divertida.
20.34. Sorprende lo que mide este chico sus gestos. Tras un minuto callado, como absorto, en el medio del escenario, mirando el suelo, ha levantado la cabeza muy lentamente y ¡las ha mirado! Ha sido un subidón para ellas, estudiadísimo por él, en toda regla. Se lanza con U Smile y les dice a sus chicas, muy intenso: "Cuando vosotros sonreís, yo sonrío". Las intenta seducir con cada gesto. Y lo tiene facilísimo.
20.39. Con Runaway love, su colaboración con Kanye West en Never say never. The remixes, su voz empieza a brillar un poquito (hasta ahora apenas se le escuchaba). Lleva bandaza y cuatro bailarines. Todo está coreografiado y el chaval, que cuando habla tiene voz de hombre, se mueve con bastante gracejo.
20.45. Justin está volando sobre el público encaramado a un corazón gigante. Lleva gorra y camiseta morados con pantalón blanco. Toca, de forma aceptable, la guitarra acústica. Aunque, sinceramente, te entran ganas de llevártelo un par de meses al barrio para que espabile. Muy blandito.
20.52. Es divertido ver al flaco cantante pavonearse entre sus fieles. "¿Quién quiere ser mi chica? Sólo una", suelta, en plan gallito. Sus bailarines escogen a una del público, de la tanda de las mayores (unos 14 años). Le regala flores y le acaricia la cara mientras canta. La joven está extasiada.
20.59. Ahora le llega el turno a los vídeos familiares, como lleva sucediendo durante toda la gira (como era de esperar, sus conciertos son calcados). Justin de bebé haciendo esto, Justin de bebé haciendo lo otro. No es mal momento para ir al baño.
21.02. Con la movidita Somebody to love, la cosa se torna divertida. Mucho mejor verlo bailar que cantar. ¿Pero este chico no tenía vozarrón? De lo que no carece es de presencia escénica. Ahora viste entero de negro y (para las malas lenguas) tiene gestos bien viriles.
21.07. Sus bailarines se han vestido de ninjas para la coreadísima Never say never. Apabulla la seguridad del joven. Ahora mismo tiene poco más de lo que alardear, pero, quién sabe... Todos mirábamos con recelo a Justin Timberlake hasta que publicó FutureSex/ LoveSounds.
21.12. Popurrí de sus veteranos coristas, conocidos como Legacy. Dan las gracias en español. Y evidencian que Bieber no contrata a ninguna mujer para su equipo artístico. Los celos de sus fans serían tremendos. Y sin ellas, él no es nada. Esto suele pasar con todos los cantantes, pero la dependencia de un artista a su público puede tener distintos grados. Para Bieber, esta necesidad es del cien por cien. Las seguidoras forman parte del espectáculo, tanto como cualquier otro elemento (música, voz, intrumentos...).
21.16. Con Up, el joven regresa a las alturas. Ha cambiado el corazón por una especie de cubo de metal para sobrevolar sobre los miles de manos irritadas de tanto aplaudir.
21.19. Sus músicos, todos afroamericanos, hacen una presentación de One time impecable. En los tonos agudos es cuando Justin se luce vocalmente algo más, pero los dosifica hasta el extremo. Tiene dejés de rapero, con su nueva gorra roja.
21.32. Versiones de Michael Jackson y de Aerosmith. De estos últimos interpreta Walk this way. El bailecito le quita garra al tema de 1975, que se hizo altamente popular en los ochenta por la colaboración de Tyler y Perry con el grupo de rap Run DMC. Sí, podemos decir que Justin Bieber acaba de cargarse a Aerosmith.
21.40. Tras tocar la batería (en el tema de Aerosmith) y la guitarra, Bieber le da ahora el piano. Se sienta frente al intrumento, de media cola y deslumbrante blanco, para la balada Down to Earth, un himno adolescente a lo Laura Pausini pero en canadiense. La cosa se diferencia al final de la canción: con el rugido esplendoroso de unas guitarras eléctricas. Justin se ha ido. En su lugar, se proyectan de nuevo sus fotos infantiles. ¿Sabías que una vez tuvo el pelo amarillo platino?
21.46. Y cuando parece que todo ha terminado, unos mensajes en una pantalla animan al público a gritar mucho a cambio de una canción más. Sus deseos son órdenes. Así que Justin regresa a escena con su micro dorado (un poco hortera) e invita a subir a un chico del público. Justin le habla en inglés, pero el chico no lo entiende y se limita a mirarlo anonadado.
21.50. El canadiense se pone chistoso. El público le suplica su súper éxito Baby y él se hace el despistado. "¿Qué Baby?", dice justo antes de cantar un trozo de nana o un par de frases de Baby one more time, de Britney Spears. "Ah, que no es eso", se interrumpe a sí mismo. "Queréis mi Baby". Y el Palacio de los Deportes bota bajo una lluvia de confetis y serpentinas. "Gracias", dice el chico justo antes de dar fin a su concierto. Se hace el silencio: agradable a la par que extraño (a todo se acostumbra uno).

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